miércoles, 21 de septiembre de 2016

Bajo la mirada de Los Andes

Vivir una experiencia positiva, que me dio una gran dosis de confianza tanto en lo personal como en lo laboral. Esa oportunidad me la dio Chile, el país más largo y a la vez más estrecho del mundo. Viví en su capital, Santiago de Chile, una ciudad que sigue creciendo a los pies de la gran cordillera de Los Andes. Cada vez más extensa, alberga a unos 7 millones de habitantes que cada día luchan por llegar a sus trabajos en distintos medios de transporte. A veces caótica, a veces tranquila. Puede estar repleta de gente un lunes y completamente vacía un domingo. Mezcla la vida activa de una sociedad contemporánea con las tradiciones familiares de pasar un día con la familia tranquilamente en sus hogares. En invierno frío y en verano mucho calor. Un ciudad llena de contrastes que sorprende. Incluso puede llegar a agobiar, por lo que muchas personas toman la decisión de irse a la costa en sus día libres. A una hora de distancia pueden respirar aire puro y la esencia del mar. Valparaíso, Concón, Viña del Mar.. esperana  ciudadanos, turistas y aventureros cada día.

Pero Chile no es sólo Santiago, ni las ciudades costeras cercanas a él. Un país diverso sin duda. En el norte te toparás con un desierto que ofrece uno de los amaneceres más increíbles. Bajando al sur, encontrarás parajes verdes con enormes montañas y lagunas. Y justo en la punta, aquello que algunos llaman 'el fin del mundo', encontrarás zonas de hielo y curiosos animales que sólo verás en los terrenos más fríos del planeta.

Y no sólo los paisajes, sino la gente. En los pueblos más lejanos quizá sea más cálida, en las ciudades más grandes podría ser más distante. Aún así, si vienes de lejos, te sentirás como en casa.

Las oportunidades. No sólo la de vivir la emocionante experiencia de conocer un país diferente. Sino la laboral, que en este mundo globalizado, la gente lucha por conseguirla tanto en su ciudad como afuera. Esa oportunidad que llevó a cientos de jóvenes preparados a esos lares, al otro lado del océano, a 11 mil kilómetros de sus familias.

Y por último la actitud, que es la que te hará ver las cosas de una forma u otra. Elije ser positivo, ser feliz con las cosas positivas y aprender de las negativas. Ver, vivir, sentir. Y disfruta de una experiencia que no se volverá a repetir.